En la actual Ruta del Sombrero Vueltiao, emergió la cultura Zenú, una civilización indígena destacada por sus hermosas piezas de oro e ingeniosas obras hidráulicas que sorprendieron a los conquistadores. Tratándose de un pueblo que alcanzó considerables avances en el manejo de los recursos naturales que disponían, agua y fauna.
La cultura Zenú, ubicada en los valles entre los ríos Sinú y Cauca, estaba formada por tres regiones:
Finzenú, localizada en la sabana y colinas al este del río Sinú.
Panzenú, asentada entre la cordillera occidental y el río Cauca en las llanuras del río San Jorge.
Zenúfana, situada al otro lado del río Cauca.
Todas estas tierras pertenecen a los vigentes departamentos colombianos de Córdoba y Sucre.
El término Zenú proviene del nombre dado por los indígenas al río Sinú, pero igualmente son conocidos como cultura Sinú. Por las características sofisticadas de sus obras se les vincula con los muiscas, y con los quimbayas como sus antepasados. Hoy en día, algunos descendientes de los zenúes habitan el valle del Sinú.
Resumen cronológico de la cultura Zenú.
Según las investigaciones, se ha determinado que la cultura Zenú existió entre los años 200 A.C. y 1600 D.C. En un principio, 103 comunidades agrícolas y orfebres habitaron las llanuras del Sinú, San Jorge, Cauca y Nechí. Teniendo todas elementos comunes entre sí, como expresiones artísticas, tradiciones funerarias y prácticas ambientales.
Aproximadamente en el año 1100 D.C., la población zenú disminuyó, trasladándose el resto a las zonas más altas del valle. Durante el siglo XI, el principal centro ceremonial era Finzenú, encontrándose bajo la dirección de una Gran Cacica que ejercía el dominio sobre el resto de las tribus.
Al momento de la conquista, el jefe mítico de Zenúfana organizó a todo el territorio Zenú, asignando deberes religiosos, económicos y políticos a los jefes de Finzenú y Panzenú. Pero de igual forma, los conquistadores comandados por Pedro Heredia, iniciaron un proceso violento de saqueo y despojo de las tierras sinúes, lo que produjo cambios considerables dentro de la organización indígena, inclusive perdiendo su lengua guamaco.
Posteriormente, la colonia reconoció tres resguardos indígenas en el distrito de Tolú, perteneciente al departamento de Sucre. Más adelante, en 1773, se anexó el territorio de San Andrés de Sotavento del departamento de Córdoba. Este último fue disuelto en 1905, por una resolución de la Asamblea Nacional Constituyente. A partir del año 1969, los zenúes se plegaron en una lucha por recuperar su territorio, y no fue hasta 1990, que el estado reconoció 23 mil hectáreas de la 83 mil originarias.
Hoy día, la cultura Zenú, conforma la región turística que lleva el nombre de Ruta del Sombreo Vueltiao, en honor a una de sus famosas artesanías.
Aspectos políticos, sociales y económicos de la cultura Zenú.
Políticamente la antigua cultura Zenú se organizó en cacicazgos, bajo el mando de una cacica con poderes militares y religiosos. De esta manera controlaba todo el valle, donde existían un gran número de gobernantes, quienes le rendían cuentas. Esta línea de autoridad se mantiene actualmente, pero con la presencia de un cacique, quien ejerce de líder comunitario municipal. Entre sus funciones están la de solucionar los problemas que presenta la población, conceder matrimonios y aplicar sanciones.
Debido a que las aldeas de la antigua cultura Zenú no eran económicamente autosuficientes, existía una interdependencia entre ellas. Las actividades estaban divididas por sexo, por ejemplo, los hombres se dedicaban a la agricultura, ganadería, caza, pesca, mientras las mujeres trabajaban la confección de artesanías. En el presente desarrollan el cultivo del maíz, yuca, frijoles, melón, mango y diversas palmas que usan para labores artesanales. Como faena adicional, la pesca les brinda platos especiales como la babilla o la tortuga hicotea.
Socialmente la cultura Zenú actual, conserva el sistema de jerarquización matrilineal, pero la familia se organiza en torno al hombre. Es decir, los matrimonios viven en casa del suegro paterno. De igual forma se permite la exogamia entre parejas de distintos pueblos. La figura del compadrazgo juega un papel importante dentro de la comunidad.
Los asentamientos de la cultura Zenú.
Las aldeas de la cultura Zenú se caracterizaban por poseer una plaza central rodeada de viviendas construidas con caña y palma. Estos caseríos se formaban a partir de los lazos matrimoniales entre dos o tres familias, que compartían el mismo territorio. En las casas vivían la pareja, las hijas solteras y los hijos varones con sus familias.
Con respecto a las grandes ciudades, Finzenú era el centro administrativo, proveedor del oro y lugar de residencia de la Gran Cacica de toda la región Zenú. Aunque Panzenú y Zenúfana poseían sus propias capitales, existían ciudades como la artesanal Mexión, la alfarera Yapel y la espiritual Faraquiel.
Las creencias en la cultura Zenú.
Cuenta la leyenda de la antigua cultura Zenú, que en el principio del mundo todo era frío y oscuro. Las tierras eran húmedas, no existían astros, plantas, seres vivos, ni ningún atractivo y solo imperaba el silencio. Los únicos seres que habitan estas tierras eran los dioses Mexión, un indígena que brillaba como el sol, y Manexca, la más bella de todas las mujeres con un solo seno. Juntos fueron los creadores de los humanos y todo cuanto existía en la tierra de los zenúes.
El aspecto religioso de la cultura Zenú estaba enmarcado por lo mítico y la adoración a dioses de la naturaleza. Las lagunas eran consideradas lugares sagrados y los sacrificios humanos, ceremonias de gran importancia para las tribus.
Igualmente los ritos fúnebres estaban revestidos de envergadura, los cuales tenían tres fases: separación, transición e incorporación. En la fase de separación se expresaba la pérdida de la persona socialmente, el cuerpo era enterrado mirando hacia el oriente con innumerables piezas de oro y sus pertenencias. Durante la transición, el espíritu vagaba sin descanso porque no había entrado en su nuevo estado, existiendo un temor por los daños que pudiese ocasionarle a los vivos. En la incorporación el fallecido alcanzaba un estado estable, celebrándose con una ceremonia llamada el despacho del alma. Todas estas características fúnebres la siguen conservando hoy en día las nuevas generaciones zenúes.
En nuestros días, en las celebraciones religiosas zenúes, la devoción a los santos es muy importante. Adoran a santidades como San Simón de Ayuda y San Simón de Juego, reflejando una contraposición entre las veneraciones de origen popular y la doctrina católica que profesan.
El sistema de canales la cultura Zenú.
Habitando una zona con abundante agua, la cultura Zenú, construyó un sofisticado sistema de canales de drenaje. Lo que les permitió controlar las inundaciones y mejorar la irrigación de los cultivos. El sistema hidráulico llegó a extenderse por sobre las 500.000 hectáreas en suelos pantanosos.
Con relativa frecuencia la desembocadura de los ríos San Jorge, Cauca, Magdalena y Nechí, se inundaba en la época de las lluvias montañosas. Al construir estos canales, los zenúes no solo controlaron las inundaciones, sino que establecieron áreas residenciales y de cultivo. Estos conductos hidráulicos llegaron a tener hasta cuatro kilómetros de extensión y eran conectados con canales naturales. También incluían otros ductos más pequeños que servían para el riego de los cultivos. La tierra extraída por las excavaciones, la usaron para construir a lo largo de los canales, terrazas artificiales hasta de cuatro metros de altura, donde construían casas.
Después de la conquista española, este sistema de drenaje dejó de funcionar, pero aún son detectables desde una vista aérea.
Manifestaciones de la cultura Zenú.
Algunas de las representaciones artísticas de la cultura Zenú se encuentran en el Museo del Oro de Cartagena, en Colombia. Dicha colección está compuesta por 538 piezas de orfebrería, 61 de cerámica, 12 líticas, 48 de conchas y 6 de hueso. Veamos cuales son las características resaltantes de algunas de ellas.
Orfebrería
Realizaron objetos de oro con aleaciones en cobre, destacando el uso de la técnica semi-filigrama. Su apariencia dorada proviene de un proceso de calentamiento que disolvía el cobre y hacia brotar el oro a la superficie, una vez colocados en moldes de arcilla. De esta manera representaron aves acuáticas, caimanes, ciervos, gatos, peces y otros animales significativos para su cultura.
Cerámica
Correspondiendo a la más antigua de América, fue notable la representación de mujeres con deformaciones intencionales o ricamente vestidas, en este sentido, las mujeres, en la cultura Zenú, eran símbolo de fertilidad, sabiduría y respeto. Generalmente, las cerámicas de personajes femeninos se colocaban en las tumbas como manifestación del renacimiento en el inframundo. Una de las piezas más representativas de la cerámica zenú, es la Maternidad Sinú.
Textilería y cestería
Se destacaron en el trenzado de fibras vegetales para fabricar canastas, floreros, escobas, abanicos, esteras y sombreros. Resaltando el sombrero vueltiao, que se produce a partir de la fibra de caña flecha. Para la producción de estos artículos usaron herramientas como agujas y husillos de hueso, concha y cerámica.
Petroglifos.
En los Montes de María, exactamente en la quebrada Rastro, se encontraron tres petroglifos de la cultura Zenú, los cuales ilustran varios rostros de jefes espirituales o probablemente caciques.
Todos estos rasgos descritos, que han permanecido en el tiempo, conforman la herencia que engalana actualmente a la cultura Zenú.
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