Destacaron, ante sus semejantes, los habitantes de la ciudad de Tula en muchas facetas, y a pesar de ser un pueblo guerrero y de dirección por parte de la aristocracia militar, también han pasado a la posteridad por su gusto en el arte gracias a las esculturas de los toltecas.
Todo lo relativo a su arte escultural fue elaborado en piedra, mediante estatuas y relieves.
Estas esculturas de los toltecas a su vez tenían una función arquitectónica, ya que las mismas eran dispuestas como columnas talladas para sostener los techos, soportes de dinteles, en murales y frisos arquitectónicos.
Temas representados en las esculturas de los toltecas.
Diferentes contenidos se ven presentes por medio de las esculturas de los toltecas. Representaban combates del cuerpo militar, a sus dioses y ciertos personajes, guerreros, míticos y poderosos animales como el jaguar, serpientes aladas y serpientes emplumadas, que hacen directa evocación a Quetzalcóatl, dios del planeta Venus.
Los sacrificios humanos dispuestos en tallas de piedra, también fueron escenificados por los toltecas en sus esculturas. Muchas de las imágenes plasmadas en relieves, frisos y columnas están acompañadas de partes de cuerpos humanos, como huesos humanos largos colocados en forma de cruz y calaveras.
Toda esta temática de la escultura tolteca expone la preeminencia del poder guerrero, demostrando toda su fuerza interna, por encima de la clase sacerdotal.
Esculturas toltecas más importantes.
Las más llamativas esculturas de los toltecas de las que podemos hacer mención son:
Las figuras antropomórficas que sostienen el techo de la estructura del templo de Tlahuizcalpantecuhtli, el Dios del Alba.
Los Atlantes, que son monumentos de más de 4 metros de altura, sostenían el techo de la pirámide de Tula. En ellos los toltecas representaron en relieve, el viaje que debe hacer un ser humano para convertirse en dios.
Columnas en piedra tallada, típicas en Tula, que representan guerreros armados con el llamado átlat, estólica o propulsor, así como dardos, pectorales y escudos en forma de mariposa.
El Coatepantli, friso labrado en piedra, que muestra una sucesión de serpientes en persecución de esqueletos que se van devorando.
El Chac Mool, que es un particular tipo de escultura, representando a un hombre acostado y sosteniendo un plato al altura del vientre. Ese hombre se encuentra apoyado sobre sus codos, con las rodillas dobladas y la cabeza girada hacia un lado en ángulo de 90 grados. Entre Tula y Chichén Itzá se pueden localizar alrededor de una docena de este tipo de estatuas.
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