En el valle de México o del Anáhuac emergió una de las civilizaciones más misteriosas de Mesoamérica, la cultura Teotihuacana, que se convirtió en el centro mesoamericano más importante durante los años 150 y 650 D.C. No obstante, su supremacía se comenzó a forjar unos siglos antes, cuando el asentamiento de los cuicuilcas predominaba en el eje.
Tras la erupción del volcán Xitle los pobladores cuicuilcas emigraron hacia el valle de México. Dicho territorio resulto interesante por poseer una variedad hidrográfica compuesta por los ríos San Juan, San Lorenzo, Huixulco, así como una espesa vegetación, y además fueron receptores de diversos grupos étnicos, entre ellos algunos olmecas, que se desplazaron desde el Golfo de México. En consecuencia cuando estos grupos se mezclaron con los pobladores de la región, surgió la cultura Teotihuacana.
Teotihuacán se convirtió una ciudad importante, con un área de 20 kilómetros cuadrados, más de 100 mil habitantes y tierras fértiles con abundantes minerales.
La cultura Teotihuacana constituyó un factor determinante en la economía, política, arquitectura y arte de toda Mesoamérica. Hoy en día, existe incertidumbre del colapso de la cultura Teotihuacana alrededor del año 700 D.C. Algunos investigadores señalan que se debió a cambios climatológicos, mientras otros se refieren a una invasión de otros pueblos.
Ciertamente, la cultura Teotihuacana sufrió una crisis económica, política y social que la llevo a la decadencia. Pero fueron los aztecas, en sus andanzas, quienes descubrieron esta majestuosa urbe desolada, de donde copiaron sus deidades y tomaron ideas para desarrollar sus imponentes pirámides.
De esta manera, los aztecas creían que en Teotihuacán los dioses habían creado el sol, la luna y el universo. Por esta razón fue llamada: lugar de donde vienen los Dioses, que es la traducción de la palabra náhuatl Teotihuacán.
Posteriormente, Teotihuacán se convertiría en el centro de peregrinación Azteca desde su capital Tenochtitlán, hoy Ciudad de México.
Organización sociopolítica de la cultura Teotihuacana.
La multiétnica cultura Teotihuacana poseía una estructura social jerarquizada de la siguiente manera:
- La clase dirigente, conformada por el rey sacerdote y sus familiares.
Era el estrato social más alto, por ende, poseían poderes divinos a quienes se les honraba con sacrificios humanos.
Dentro de este segmento estaban los funcionarios nobles que ejercían labores administrativas, religiosas y de orden social.
- La clase aristocrática: constituida por los militares o conocidos guerreros águilas o jaguar.
- Los comerciantes: trabajaban muy cerca de los templos para venerar a sus gobernantes, razón por la cual los mercados estaban situados dentro de las áreas de élite de la ciudad.
- La clase trabajadora: compuesta por agricultores, campesinos, albañiles y esclavos que mantenían a los gobernantes con su trabajo. A este estrato obrero se le debe la increíble planeación y construcción de la ciudad de Teotihuacán.
Se caracterizó por ser un estado teocrático gobernado por un monarca que se respaldaba en las divinidades para establecer las normas y leyes a la sociedad, con el apoyo de la casta militar.
Esta estratificación alcanzó el diseño de la ciudad teotihuacana, que se diferenciaba por las siguientes áreas:
- Ceremonial: destacada por su arquitectura monumental, era la sede de actividades religiosas y políticas, habitada por la élite.
- Residencial: se ubicaba en los alrededores, y se dividían en barrios de acuerdo a las funciones de sus habitantes dentro de la sociedad
Economía de la cultura Teotihuacana.
Fundamentalmente la economía de la cultura Teotihuacana se basó en la agricultura de productos como el maíz, frijol y calabaza.
Usaron los métodos de siembra en terrazas y huertos con un sistema de riego alimentado por los ríos. Recolectaban plantas como juncos, verdolagas, nopales y hierbas, además cazaban animales como el ciervo o aves acuáticas.
Las grandes reservas de obsidiana de la región le dieron un repunte económico a la cultura Teotihuacana. Las mismas fueron usadas para la fabricación de armas y herramientas, que eran vendidas a comunidades vecinas. Igualmente explotaron el estaño y la arcilla, los que usaron en sus cerámicas y construcciones.
Desarrollaron la importación de sus productos básicos, intercambiándolos por algodón, jade, cacao y turquesa. Asimismo, los pobladores del valle de Teotihuacán mantuvieron relaciones comerciales con las tierras bajas mayas, el altiplano guatemalteco y la costa del Golfo de México.
Religión de la cultura Teotihuacana.
Como la mayoría de las religiones de Mesoamérica, la cultura Teotihuacana fue de carácter politeísta.
Elementos como el fuego, el agua y la tierra constituyeron la prioridad para la sociedad teotihuacana.
Muchos de los dioses teotihuacanos fueron heredados de las civilizaciones que convergieron con ellos, como la serpiente emplumada, dios del maíz, dios del fuego.
En cambio otros dioses eran originarios del valle del Anáhuac:
- La Mujer Araña o Gran Diosa de Teotihuacán, venerada por su condición de creadora. Representada en murales y esculturas con una máscara que se asemeja a la boca de una araña.
- Chalchiuhtlicue o diosa del agua, reproducida en una estatua de piedra con tres metros de altura.
- Huehuetleotl o dios del fuego, fue representado como un anciano encorvado, desdentado y sobre su espalda cargaba un brasero.
- Tláloc o dios de la lluvia, se le atribuía la fuerza de la naturaleza, de él procedía toda el agua necesaria para la vida.
Entre los ritos y ceremonias teotihuacanas más comunes para venerar a sus dioses y gobernantes, se encuentran:
- Sacrificios humanos: Se ofrecían como parte del festejo en la ampliación de las pirámides. Las víctimas eran prisioneros de guerra y su sacrificio auguraba prosperidad para los teotihuacanos. La tortura consistía en la decapitación, sacarles el corazón o ser enterrados vivos.
- Sacrificios animales: Eran sacrificados solo los animales que tenían poderes divinos, como el puma, lobo, serpientes, halcón, águila.
Adicionalmente, las familias de la cultura Teotihuacana, tenían una deidad animal propia, que se enterraba junto a personas sacrificadas.
Todos los eventos astronómicos eran considerados como importantes mensajes de los dioses.
A consecuencia de ello, tanto los templos como las pirámides estaban ubicados en alineación armónica con el sol, determinando los equinoccios y solsticios, sirviendo de calendario para efectuar ceremonias religiosas.
Urbanismo y arquitectura de Teotihuacán.
Para el año 400 D.C., Teotihuacán era una ciudad que condensaba muchos de los elementos del mosaico mesoamericano. Una ciudad cosmopolita, multiétnica, y urbanizada, que solo es comparable en su época con Roma, Constantinopla, Alejandría y Chang’an (China).
Teotihuacán se encontraba dividida en cuatro sectores por la Calzada de los Muertos y la Avenida Este-Oeste, estaba basada en una concepción cosmogónica. En este sentido, el espacio terrestre se dividió en cuatro parte iguales, con la presencia de dos áreas fundamentales: el inframundo y el celeste.
En base a lo anteriormente expuesto, Teotihuacán poseía la siguiente estructura urbanística:
- Calzada de los Muertos: con una longitud de 4 kilómetros en dirección norte-sur, constituía el eje principal de la ciudad.
En el límite norte se encuentra la Pirámide de la Luna, construida con una altura de 45 metros. A lo largo de la vía se localizan importantes edificaciones como templos, palacios y la mayor de las pirámides:
- Pirámide del Sol: con 225 metros cuadrados y 65 metros de altura, es la tercera más grande del mundo.
Esta edificación, se compone de cinco cuerpos escalonados recubiertos por pintura estucada y una escalera que permite llegar a la cima, sitio donde se celebraban ceremonias y sacrificios.
- La Ciudadela: ubicada en el extremo sur de la Calzada de los Muertos. Su superficie de 160.000 metros cuadrados, se componía de un patio con casas alrededor, rodeada de pequeñas pirámides. En ella vivían los gobernantes y sacerdotes, dado la calidad de sus frisos y sus murales con simbolismos religiosos.
- El Templo de la Serpiente Emplumada: uno de los monumentos más suntuosos de Teotihuacán, que alude a la creación del tiempo y del calendario.
Dicho templo posee bajo tierra un túnel con tres cámaras que se supone es la conexión de los teotihuacanos con el inframundo.
Arte en la cultura Teotihuacana.
Conjuntamente al crecimiento de la cultura Teotihuacana se desarrollaron las manifestaciones artísticas.
Los murales teotihuacanos se destacaron por su belleza y sus técnicas empleadas con derivados de minerales semipreciosos sobre una base de cal y arena de cuarzo.
En sus pinturas resalta la carencia de sombras y perspectivas, suponiendo el tamaño la importancia del elemento pintado. Los motivos expresados generalmente eran religiosos con representaciones gráficas de sus deidades, sacerdotes y animales.
También reflejaban sus actividades cotidianas con una serie de símbolos de elementos de la naturaleza bajo un concepto de misticismo. Lo importante era el poder mágico del elemento representado.
Bajo este concepto idealizado de la naturaleza, se le dio sentido místico a la realidad en la cultura Teotihuacana, empleándose para cubrir las murallas de las edificaciones ceremoniales, que se planificaban con anterioridad.
Otros rasgo del arte de cultura Teotihuacana, son las esculturas, cerámicas de barro y máscaras de piedra semipreciosa. Las esculturas llegaron a formar parte de la decoración de las construcciones importantes, en forma de relieve usaban las cabezas del jaguar y el quetzal.
Con respecto a la cerámica llamada naranja fina, las piezas de barro se cubrían por una delgada capa de estuco sobre la que pintaban figuras geométricas o religiosas.
Las máscaras se emplearon como parte del rito funerario, representando el vínculo entre el difunto y la divinidad.
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