Siendo una de las primeras sociedades de la región andina, la cultura pucará logró el dominio sobre el medio ambiente. Así, a más de tres mil metros sobre el nivel del mar, a orillas del Lago Titicaca, y rodeada de incomparables montañas, se desarrolló en el actual departamento peruano de Puno, entre los años 100 A.C. y 300 D.C.
Al respecto, Pukará constituía el principal centro urbano de esta cultura, dotada de una buena estructura para defenderse de invasiones. Pero su nombre, que en quechua significa fortaleza espiritual, indica que la ciudad también tuvo fines religiosos.
Cronología de la cultura pucará.
De acuerdo a las investigaciones arqueológicas, la evolución cultura pucará se dio en las siguientes fases:
Pre-Qaluyo.
Inicialmente los pucará realizaban las actividades agrícolas en diques naturales que poseían las viviendas, adicionalmente se dedicaban a labores como el pastoreo y la pesca.
Qaluyo.
A partir del año 1800 A.C., un poblado cerca de Pukará, llamado Qaluyo, desarrolló un centro ceremonial con plataformas escalonadas. La organización social se volvió más cohesionada dando inicio al primer estado en el altiplano. La actividad agrícola amplió su superficie de cultivos, pero siguieron trabajando en pequeños montículos. Posteriormente, hacia el año 1000 A.C., se inició el cambio en las técnicas agrarias con el uso de los camellones, es decir, eran plataformas de cultivos de un metro de ancho con canales de la misma medida.
Cusipata.
Una etapa que transcurrió entre los años 500 y 200 A.C., en donde el cambio más emblemático se produjo en el arte cerámico. Logrando piezas con acabados más finos y con diferentes estilos en su decoración.
Temprano.
Continuando el perfeccionamiento en la elaboración de la cerámica, consiguieron darle una mayor consistencia con la combinación de otros materiales. Además, fortalecieron la actividad ganadera y comercial, impulsando la construcción de qochas, un sistema de diques para recolectar agua.
Tardío.
Comenzando el año cero, perfeccionaron el diseño cerámico, pero la agricultura decayó, posiblemente por un período de sequía en Pukará. No obstante, este declive no fue obstáculo para sus habitantes, ya que con una riqueza cultural y tecnológica propiciaron el surgimiento de otras culturas como la Tiahuanaco, Wari e Inca. Por esta razón esta civilización es considerada la cultura madre de Puno.
Aspectos de la cultura pucará.
La influencia de la cultura pucará abarcó desde la Sierra Norte, Valle del Cuzco hasta Tiahuanaco, incluyendo las costas del Pacífico. Siendo reconocidos por sus monolitos, domesticación de la alpaca y conocimientos hidrológicos, lo que les permitió establecer colonias permanentes.
Este patrón de asentamiento de la cultura pucará, se caracterizó por un sistema jerárquico basado en tres niveles. En primera instancia se encontraba un gran centro urbano con funciones ceremoniales y administrativas de los recursos de producción. En segundo término, estaban los centros secundarios encargados de la redistribución de los productos elaborados. Por último, una serie de poblados dispersos, que realizaban la extracción de la materia prima y producción de insumos básicos. Ello configuró una organización social dirigida por una casta sacerdotal, que tenía a su servicio al estrato conformado por trabajadores.
Dominando las técnicas agrícolas, la cultura pucará desarrollo el cultivo de la papa, olluco, quínoa, además la ganadería de llamas y alpacas, que cubrían necesidades de alimentación y vestido.
Las creencias de la cultura pucará fueron de carácter politeísta-panteísta, en relación a la adoración de varios dioses y algunas especies marinas del lago o elementos de la naturaleza como el sol, la lluvia, entre tantos.
Manifestaciones de la cultura pucará.
Como una demostración de sus expresiones artísticas, la cultura Pucará se destacó en:
Cerámica.
Tal como mencionamos anteriormente, la cerámica de la cultura pucará avanzó hasta alcanzar la perfección por la que es reconocida. Conforme a esto, usaron frecuentemente el fondo rojo con diseños de figuras geométricas incisas, pintadas de negro y amarillo. Predominando las imágenes moldeadas de felinos, camélidos o personas con cetros en sus manos. Su calidad viene dada por la técnica empleada de la arcilla, tamizada y mezclada con piedra molida o arena, posteriormente pulida, logrando así, un efecto vidriado. Llegaron a elaborar numerosas formas como vasijas altas con bases anulares, platos e instrumentos musicales, entre otros.
Arquitectura.
Realizaron sus construcciones en piedras, superando a otras civilizaciones en su pulimento y unión, usando vigas, cornisas o columnas. Siendo la urbe de Pukará testimonio de ello, la cual contenía un sector urbano y otro ceremonial, donde destacaban seis edificios de forma piramidal y truncada de carácter religioso. En los centros secundarios de la cultura pucará existían pirámides del mismo estilo pero de menor dimensión.
Escultura.
Se reconocen las estatuas y las estelas, talladas en piedra y representando seres humanos de aspecto rígido, cuyos detalles se realizaban mediante incisiones, algunas eran pintadas. La efigie más representativa de la cultura pucará es el monolito degollador.
Concluyendo se puede decir que la cultura pucará dejó huellas imborrables que sirvieron para levantar las civilizaciones andinas posteriores.
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