En el mundo actual, el término cultura política ha pasado a formar parte del lenguaje cotidiano, tanto en los medios de comunicación como en las conversaciones corrientes.
Para exponer lo que hoy se llama cultura política, se habla comúnmente de costumbres, carácter nacional o conciencia colectiva, abarcando las dimensiones particulares de los fenómenos sociales y políticos. En base a ello, siempre ha existido la inquietud de comprender de qué forma la población se organiza y procesa sus creencias o percepciones sobre el entorno político. Y de qué manera, éstas influyen en la construcción de instituciones y organizaciones políticas estables, justas y sostenibles.
Una buena cultura política, sólo se puede desarrollar en un ámbito democrático. Donde los ciudadanos se sienten capaces de rechazar las decisiones tomadas por un gobierno, sin llegar a obstaculizar su desempeño. Y un gobierno que acepte las demandas de la población garantizando el ejercicio pacífico y estable del poder.
Qué es política.
La palabra política proviene del vocablo griego polis, que significa ciudad o lugar donde las personas conviven expresando sus ideas. De esta manera, desde sus orígenes la política hacía alusión a los asuntos que interesaban a los ciudadanos. Pero, desde que Aristóteles desarrolló la obra llamada “Política”, se fundamentaron los principios que actualmente la rigen. En base a ello, el término política se refiere al ámbito de la sociedad relativa a la organización del poder.
Normalmente en una comunidad o en un país, siempre hay temas que afectan al colectivo que deben tener una respuesta. Siendo la manera en que se planteen las soluciones en base a un esquema ideológico, parte fundamental de la política.
Entonces, podemos entender que la política es una actividad ideológica orientada a la toma de decisiones para alcanzar ciertos objetivos en una sociedad, las cuales se ejercen por una o un grupo de personas. Adicionalmente, es la permanente confrontación ideológica de propuestas entre dos o más puntos de vista para decidir la transformación de un orden social.
Es importante señalar, que la política se debe adaptar a las condiciones de la región en la que se plantea. Aparte, que se utiliza en la relación entre países, para lograr el desarrollo de las comunidades con ayuda externa.
Con la democracia, la política adquirió una nueva dimensión, donde varios grupos realizan propuestas para que los ciudadanos elijan mediante el sufragio la opción más conveniente para la sociedad, de acuerdo a la voluntad de una mayoría. Habitualmente, estas propuestas se respetan en un marco democrático, mientras que los regímenes comunistas se desvinculan de ella.
Qué es la cultura política.
Nunca debemos imaginar a la cultura política como un ente inmóvil, que causa o determina la vida de un país. Más bien, es una variable que interacciona de manera compleja con factores económicos, sociales e incluso institucionales.
En este sentido, cada individuo cuenta con un sistema de actitudes que comparte con otras personas. La cultura política se origina cuando esas conductas son compartidas de una misma forma por un grupo determinado, relacionadas al desempeño de un gobierno.
Según varios autores la definición de la cultura política es la siguiente:
Noberto Bobbio la designa como “el conjunto de actitudes, normas y creencias, compartidas ampliamente por los miembros de una determinada unidad social, y que tiene como objeto los fenómenos políticos”.
Para Almond y Verba, está determinada como “la orientación psicológica de los individuos hacia el sistema político que informa los conocimientos, sentimientos, y valoraciones de la población”. Además, “consistiendo en la particular distribución entre los miembros de una sociedad, de las pautas de orientación hacia objetos políticos”.
Dicha orientación hacia los objetos políticos incluyen tres orientaciones fundamentales:
- Cognitiva, conforma la información y convicción sobre los aspectos políticos y administrativos de un sistema de gobierno.
- Afectiva, coincide con el valor sentimental hacia un sistema de gobierno y sus logros obtenidos.
- Evaluativa, es el juicio de valor resultante de la combinación de las dos orientaciones anteriores.
De acuerdo a lo mencionado, estas orientaciones compartidas que tiene la sociedad frente la política, que hacen referencia a las percepciones, actitudes y costumbres de las personas hacia la forma en cómo se desempeña un gobierno, modelan la cultura política.
El estudio de la cultura política.
A través de la historia el enfoque hacia los aspectos políticos ha ido cambiando. Pero es a partir de la década de los sesenta, fue cuando se empezó a hablar de una cultura política. Siendo los pioneros en la materia Harry Eckstein (1961 – 1966), Gabriel Almond y Sidney Verba (1963), David Easton (1965).
Luego, el fundamento volvió a surgir en la década de los 80, con el impulso que tomó la democracia internacionalmente. En concordancia, las nuevas nociones explicaban los problemas presentados por las democracias emergentes que no respondían a las expectativas sociales.
Desde aquí, se comenzaron a implementar los sondeos mundiales con la finalidad de medir los aspectos de la cultura política. Así se empezó a disponer de bases de datos que arrojaban información de opinión de las masas sobre la cultura política en muchos países del mundo.
Hacia la década de los años 90, los avances en la materia fueron notorios. Contando con los influyentes trabajos de Ronald Inglehart (1990 – 1997) y Robert Putnam (1993 – 2000). Extendiéndose hasta comenzar el nuevo siglo, y convergiendo con la nueva tesis de Shalom Schwartz, sobre los valores humanos universales.
Finalmente todos estos estudios donde confluyen las ciencias políticas, sociología, antropología, psicología y la investigación de la comunicación de masas, concluyen que el foco principal de la cultura política es dar estabilidad, profundidad y efectividad a una democracia.
Tipos de cultura política.
Una cultura política implica que los miembros de una sociedad se conciban como protagonistas, con la capacidad de hacerse oír, organizarse y demandar bienestar al gobierno. Además, con la disposición de negociar condiciones que incidan sobre las decisiones políticas.
En base a estas dimensiones se distinguen los siguientes tipos de culturas políticas:
Parroquial
En ella los ciudadanos poseen una vaga idea del gobierno central, no sintiéndose capacitados para incidir en el desarrollo de la vida política. Este tipo de cultura es empleada por sociedades regidas por usos y costumbres heredados, con una jerarquía social horizontal. Normalmente en ellas mandan las creencias religiosas.
Subordinada.
Se desarrolla en un ambiente donde impera el control por parte de las instituciones. Las personas estando consientes del sistema político que los gobierna, se consideran más subordinados que participantes del proceso, a pesar de no sentir una identificación. Involucrándose solamente en las medidas y políticas del Estado, y no en la formulación de las decisiones de políticas públicas.
Participativa.
Constituyendo un producto de los procesos de modernización, los ciudadanos tienen pleno conocimiento de las instituciones políticas. Participando en la toma de decisiones de las políticas públicas, para aprobarlas o desaprobarlas.
Cívica.
Conformando una mezcla de las anteriores, los individuos participan en el proceso político, no abandonando sus orientaciones subordinadas y parroquiales. Conduciendo a una cultura política más equilibrada, donde la intervención y racionalidad es compensada con la pasividad y tradicionalismo.
Considerando, que la cultura política cambia lentamente y en un lapso a largo plazo, se supone que la pauta y comportamiento político de las personas deben adquirirse mediante la educación, partidos políticos, medios de comunicación e iglesias. Para así garantizar generaciones con un conjunto de actitudes y conductas proactivas hacia los objetivos políticos y la democracia.
La participación ciudadana como valor democrático de cultura política.
Los sistemas de valores fundamentales de la cultura política de una sociedad están cimentados en un juicio de lo que es bueno o malo, deseable o indeseable. Aparte sobre una serie de normas, prácticas e instituciones que las personas pueden apreciar como legítimas o ilegítimas. Que incluso en diferentes contextos pueden llegar a ser elementos estimulantes o desalentadores para un grupo social.
Al estar una sociedad compuesta por personas que entienden que participan como ciudadanos al formar parte de la vida pública, se logran beneficios que se traducen en una mejor calidad de vida. Por ello, la participación ciudadana tiene como elemento principal la cultura política. Permitiendo que las instituciones de un Estado reciban las demandas e intereses que se generan por parte de la colectividad. Algo que coadyuva a aumentar la efectividad de las políticas públicas y a ejercer control sobre el ejercicio del poder. Aquí surge un grave problema que tienen algunos estados. Cuando no reconocen que sus ciudadanos manifiestan un elevado grado de desconfianza con respecto a su desempeño. Colocándose en riesgo la estabilidad democrática de una nación.
Con base a lo anterior, la desconfianza con respecto a las instituciones del Estado, y la inercia de éste en reconocer las mismas, aumentan la inclinación de los ciudadanos a expresarse de manera no convencionales, como protestas, huelgas, marchas, etc. Por ello, el desempeño de las instituciones debe ser eficiente para alcanzar los objetivos asignados. Constituyendo un elemento primordial en la construcción de la estabilidad política, en un Estado que se valore por ser democrático.
Para concluir, los ciudadanos deben ser líderes potenciales en el ámbito donde se desarrollan, para cultivar una verdadera cultura política.
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