Caracterizada por sus coloridas prendas confeccionadas en algodón o en lana, la vestimenta otomí refleja motivos autóctonos que encarnan las principales creencias de esta cultura.
Aspectos de la vestimenta otomí.
La vestimenta otomí principalmente se define por el uso del quexquémetl, un atuendo confeccionado con técnicas milenarias, compuesto por dos fragmentos cuadrados de tela que se cosen a manera de rombo, dejando un hueco por el medio para meter la cabeza, y que además, es decorada con una serie de elementos geométricos y simbólicos de diferentes colores.
De esta manera, la mujer otomí, se viste con una falda de lana negra o azul, llamada nkhjáde, y una blusa bordada con motivos florales o animales con cuello alto, acompañando esta indumentaria con los conocidos quexquémetl, y un peinado trenzado que se entrelaza con una cinta.
Por su parte, los hombres frecuentemente usan una camisa bordada a los lados del pecho y en los puños de las mangas, combinados con coloridos sobretodos y un sombrero de paja, asimismo, con un corte de cabello muy particular conocido como piochtli, en el que se rapan la cabeza dejándose pocos pelos en la nuca.
Cómo es la vestimenta otomí en la actualidad.
Hoy en día, la cultura otomí se encuentra dispersa por los estados mexicanos de Hidalgo, Querétaro, Guanajuato, Michoacán, Tlaxcala, Puebla y Veracruz, variando los atuendos de acuerdo a las condiciones climáticas de cada región.
En este sentido, la vestimenta otomí de las mujeres hidalguenses se destaca por el uso de una blusa blanca con escote cuadrado y un pequeño bordado alrededor de la pechera, de la misma manera, emplean el quexquémetl elaborado en lana azul, morada o negra con rayas blancas y un ceñidor a la cintura.
Igualmente, las tlaxcaltecas se visten con una falda de lana negra sujeta con un ceñidor, una blusa bordada con motivos florales o animales en el cuello y en las mangas. Mientras, que las mexiquenses utilizan una falda de lana larga y amplia en color blanco, azul, amarillo o negro, con líneas verdes, naranjas o amarillas; acompañado de una blusa de popelina blanca de mangas cortas y bordadas con flores.
Al mismo tiempo, sigue siendo característico en la vestimenta otomí de la actualidad, el uso de sombreros y ayates tejidos con cinta de palma, así como también, los conocidos bordados que sobresalen en cada prenda, con colores y figuras simbólicas.
Así, las imágenes de pájaros, rombos o flores, en la indumentaria de los otomíes, configuran el resultado de una herencia cultural que ha dejado una huella en las tradiciones mexicanas.
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