Siendo el tiempo un elemento sagrado creado por los dioses para las civilizaciones precolombinas centroamericanas, el calendario mesoamericano no solo les permitió registrar hechos relevantes de su historia, sino que les sirvió para estructurar su vida cotidiana, las ceremonias rituales e incluso las predicciones.
Aspectos del calendario mesoamericano.
Para el momento de la conquista, las diferentes poblaciones contaban con un sistema de calendario mesoamericano, vinculado con la escritura y originado de la observación de los astros, sobre todo el Sol, al que se le adjudicaba la creación del universo; siendo lo más resaltante la gran similitud existente entre ellos.
Al respecto, la estructura básica partía de un ciclo de 365 días, dividido en 18 periodos de veinte días cada uno, al que se le agregaban cinco días complementarios. Además, había otro conformado por 20 periodos de trece días, resultando un ciclo de 260 días.
Cuáles son los principales calendarios mesoamericanos.
De acuerdo a los indicios encontrados en las investigaciones, el desarrollo del calendario mesoamericano fue iniciado por los olmecas con sus conocimientos astronómicos, algo que demostraron en la Leyenda de los 5 Soles.
Posteriormente, los mayas absorbieron estos conocimientos creando el calendario más sofisticado y preciso de la cultura mesoamericana, el cual se basa en dos ciclos distintos, por un lado, el tzolkin que poseía 260 días, y por el otro, el haab con 365 días, dividido en 18 meses o winales de 20 días cada uno, más cinco días adicionales nombrados nefastos o wayeb.
Esta sapiencia fue tomada por los zapotecas, quienes desarrollaron un sistema de calendario dual, en este sentido, el ritual estaba conformado por 260 días divididos en 4 periodos de 65 días cada uno, y el solar era 365 días.
Mucho tiempo después, los toltecas, siendo unos verdaderos sabios de la astronomía, establecieron un solo calendario compuesto por el de cuenta larga y civil que tenían un año de 360 días, el de cuenta profética basado en 365 días, y el de cuenta joviana fundamentado en el año de Júpiter con 400 días.
Pero, los más ingeniosos fueron los aztecas, quienes absorbiendo todos estos conocimientos crearon la Piedra del Sol, que siendo la representación calendárica más importante de Mesoamérica, consta de un calendario solar llamado xihuitl, con 360 días más cinco días adicionales de descanso, y el tonalpohualli, que era de carácter adivinatorio y estaba dividido en 13 meses de 20 días cada uno.
De esta manera, el calendario mesoamericano ha resultado ser uno de los más exactos para su tiempo, tal vez, esto se deba al aporte dado por cada una de estas grandes civilizaciones.
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