Concibiendo la vida en una relación armónica con las energías del universo, los araucanos lograron dividir el tiempo en ciclos, de esta manera, desarrollaron el calendario mapuche con la misma precisión astronómica y matemática que la Gran Pirámide de Keops.
Cómo medían el tiempo los mapuches.
Asociando dos conceptos básicos opuestos, los mapuches definieron la medición del tiempo, por un lado, con el pasado o kuifi, que estaba relacionado con los mitos del origen de los dioses y los demonios, por el otro lado, con el presente o we, que se conectaba con el tránsito temporal recibido y expresado por antü o el sol, refiriéndose al tiempo del día y la noche, además, tripantü, que equivalía a las estaciones del año.
Así, los mapuches no practicaban el cómputo de los días, sino que durante la jornada captaban las posiciones del sol y los rayos solares, y por la noche ubicaban ciertos astros, entre los que destacaban el lucero del alba o wüñelfe, el lucero de la noche o yepun, la cruz del sur o welu-witrau y la constelación astral de pequeñas estrellas o ngau, las cuales sirvieron en gran medida para desarrollar el calendario mapuche.
Características del calendario mapuche.
El calendario de la cultura mapuche, estaba compuesto por trece lunas o meses, conocidos como mari küla küyen, con 28 días cada uno, resultando un año o kiñe tripantü de 364 días.
De esta manera, el ciclo anual comenzaba con el periodo de lluvias llamado pukem o invierno, que purificaba la tierra para los nuevos sembradíos, seguido de pewü o primavera, que era el tiempo de florecimiento, walüng o verano, destacado por los días soleados y la época de abundancia, y finalmente, rimü, que era el momento de guardar la cosecha y de descanso.
Al respecto, el calendario mapuche se representaba con la forma de una cruz que demarcaba los cuatro puntos cardinales, siendo denominado por los araucanos como meli huitran mapu o tierra de los cuatro lugares, además, solía ser la decoración de la membrana de los tambores kultrun.
A la par, repetían un símbolo entre los brazos de la cruz que figuraba el sol en cada una de las cuatro estaciones y las cuatro fases del día, a saber: amanecer, mediodía, crepúsculo y el sol oscuro bajo la tierra. También, en cada uno de los extremos de la cruz se dibujaban las fases lunares.
Para esta cultura, el calendario mapuche proviene del astro que rige la fertilidad de la tierra ofreciendo vida, bienestar y buena fortuna: la Luna.
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