Indudablemente la filosofía del budismo zen impregnó al arte japonés de un enfoque de plenitud centrado en lo más sagrado, pero aun así, la creatividad nipona se auto transformó para volverse única.
Cómo se desarrolló el arte japonés.
Las primeras expresiones del arte japonés fueron las vasijas de arcilla decoradas con cordeles, las campanas rituales de bronce o dokatu, y las numerosas figurillas de arcilla utilizadas para las tumbas de los monarcas. Pero, a partir de la etapa Asuka, la llegada del budismo marcó un gran impacto artístico y estético en la construcción de los templos, de esta manera, se edificó el primer complejo monástico japonés conocido como Hok-ko-ji, desde donde comenzó una época de exaltación al budismo, que continuó creciendo en el transcurso del periodo Nara, sobre todo con el levantamiento de grandes estatuas de Buda.
En el periodo Heian, surgieron los señores feudales o daimyō, los samuráis, y la escritura hiragana como una adaptación de la caligrafía china al lenguaje japonés, además, nació un arte seglar más autóctono basado en el budismo tántrico tibetano con elementos sintoístas, así, la arquitectura sufrió un cambio que se visualizó en templos como el Enryaku-ji y el Kongōbu-ji, e igualmente, la pintura de la cultura japonesa, tomó un estilo propio con la aparición de la tendencia yamato-e, caracterizada por sus colores vivos, armonía y simpleza.
Desde la instauración del shogunato en el periodo Kamakura, se introdujo la filosofía zen que provocó una nueva influencia en las expresiones artísticas niponas, así, la arquitectura en los templos tomó nuevos espacios para la lectura o el aprendizaje y se tornó más elegante con los jardines japoneses, incluyendo el sofisticado cultivo del bonsái, mientras, la escultura y la pintura adquirieron un gran realismo.
A ello, prosiguió una etapa destacada por la construcción de grandes castillos, las pinturas murales, el gran esplendor de la cerámica enmarcada por la ceremonia del té, la relevancia en los artículos textiles hechos en seda, y la posterior apertura hacia la cultura occidental.
Características del arte japonés.
El arte japonés evoca la armonía de la naturaleza, conforme a la visión del mundo que los dioses forman las sustancias de las cosas, un pensamiento que aún permanece en el subconsciente del pueblo nipón, en este sentido, estas manifestaciones se destacan por la simplicidad de sus formas y la carencia de los ornamentos, logrando una visión estética basada en la sutil belleza de lo imperfecto, como esencia del pensamiento wabi-sabi.
Si bien, el budismo pudo transformar algunos aspectos de esta cultura, al arte japonés lo volvió más preciso en sus técnicas, adquiriendo una personalidad inconfundible y un nivel estético notable.
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