Como un gran reloj celestial, el calendario Inca indicaba los tiempos para cultivar, cosechar e incluso celebrar, parecía más bien, que el destino de esta civilización estaba escrito en las estrellas.
Cómo funcionaba el calendario Inca.
Todas las construcciones incas estaban guiadas por los lineamentos estelares, solares y lunares, en este sentido, alrededor de la ciudad de Cuzco habían doce pilares de cinco metros de altura, ubicados de tal manera, que en cada mes, uno de ellos señalaba la salida y la puesta del sol, así, estos pilares llamados sukanqas, anunciaban las festividades y las temporadas de siembra o cosecha.
Partiendo de las observaciones del sol y la luna, el calendario Inca, en un principio comenzaba con la luna nueva de enero, luego Pachacútec Inca Yupanqui, dispuso el inicio del año en el mes de diciembre con el solsticio de verano, de esta forma, este anuario constaba de doce meses de 30 días cada uno, a su vez, cada mes tenía tres semanas de 10 días, resultando un año o huata de 360 días.
Los meses del calendario Inca.
El calendario de la cultura Inca marcó las actividades tanto agrícolas como religiosas que se realizaban en cada uno de los doce meses del año.
De esta forma, el primer semestre comenzaba con Capac Raymi (diciembre) un mes donde ejecutaban danzas, cantos religiosos y ofrendas de oro o plata para honrar al sol, acompañado de sacrificios de niños y camélidos; seguidamente, Uchuy Pokoy (enero) era el tiempo del crecimiento del maíz, Paucar Varay (febrero) establecía la maduración de la siembra, Pachapukuy (marzo) siendo el periodo de preparación para la cosecha se sacrificaban llamas negras, Inca Raymi (abril) significaba la temporada de cosecha y las grandes celebraciones, y Aymoray (mayo) un ciclo destinado a secar el maíz para ser almacenado.
Por otra parte, el segundo semestre del calendario Inca se iniciaba con Inti Raymi (junio) predestinado a la recolección de la papa; consecutivamente, en Chacraconacuy (julio) se preparaban las tierras, Chacrayapuy Quilla (agosto) era el mes de la siembra junto a festividades con comidas y bebidas, en Coya Raymi (septiembre) se realizaban ceremonias para que las aguas fecundaran las tierras, Uma Raymi Quilla (octubre) era el tiempo de ahuyentar a los pájaros de los cultivos, y Aya Marcay Quilla (noviembre) formaba la temporada del regadío y el culto a los antepasados.
De esta manera, el calendario Inca rigió la principal actividad del Tahuantinsuyo, exigiendo técnicas de siembra, riego y cosecha que se realizaron en base a la experiencia adquirida por esta civilización durante miles de años.
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