Como un reflejo del cielo en la tierra, los templos egipcios fueron los palacios para las divinidades. De esta manera, la cultura egipcia a través de su historia, construyó una serie de santuarios, que de acuerdo a sus creencias mitológicas, eran lugares sagrados para los dioses, a la vez que honraban a sus reyes de linaje celestial.
Cómo eran los templos egipcios.
Los templos egipcios eran fabricados en piedra, por la sencilla razón de que se trataban de la morada de los dioses inmortales, por ello debían tener larga duración. En este sentido, sus murallas eran para proteger a las deidades, además, sus accesos a través de avenidas con esfinges conducían a las entradas monumentales conformadas por pilonos, delante se ellas se situaba el obelisco egipcio, habitualmente uno a cada lado. Más adelante, en el interior, se encontraba un patio fortificado a cielo abierto, seguido de una sala hipóstila techada y sostenida de grandes columnas, al fondo se localizaba el santuario, donde reposaba en penumbras la imagen de un dios.
Tipos y principales templos egipcios.
Cada uno de los templos construidos por los egipcios tenía una función diferente, aparte de ser construido para una deidad determinada, también se hacía en tributo al faraón de turno. De acuerdo a su importancia, se pueden determinar los siguientes tipos de templos:
Solares, surgen con la intención de deidificar la potencialidad del dios del sol, Ra. Estando situados en lugares desérticos, se distingue el Templo de Neuserre, el cual se trata de un patio abierto amurallado con un altar y detrás un gran obelisco donde se reflejan los rayos solares.
Funerarios, aunque no tenían una estructura muy marcada, eran obras consagradas al culto de los faraones egipcios. Destacando el Templo de la Reina Hatshepsut, excavado directamente de la roca de una montaña, está formado por tres terrazas escalonadas que alcanzan los treinta metros de altura y una gran rampa de acceso. Otro templo funerario importante es El Ramesseum, mandado a construir por Ramsés II.
Clásicos, estaban dedicados a un solo dios y construidos en grandes recintos fortificados. Entre ellos sobresalen el Templo de Amónen Luxor y el Templo de Karnak, que unidos por boulevard triunfal bordeado de esfinges, constituyen los más grandes de la cultura egipcia, ambos fueron dedicados al dios Amón.
Sólo los faraones egipcios y los sacerdotes tenían acceso a los templos, aunque el pueblo sólo podía llegar durante las ceremonias hasta los patios. Girando los rituales que se efectuaban en ellos, en torno a lograr la protección del pueblo contra las energías oscuras, y así procurar la prosperidad del Antiguo Egipto.
Contenidos