Conocidos como las grandes agujas del faraón, los obeliscos egipcios constituyeron otra manera de venerar al dios del sol mediante monumentos. Tal cual como el Ra eterno, se levantaban simbolizando estabilidad, permanencia, poder, virilidad, fertilidad y fuerza sobre la cultura egipcia.
Aspectos de los obeliscos egipcios.
Los obeliscos egipcios se construían fundamentalmente en una sola pieza de granito, basalto gris o cuarcita, variando en sus dimensiones entre uno y más de treinta metros de altura, llegaron a pesar, en algunos casos, sobre las 350 toneladas. Una vez terminada la obra, era trasladada en trineos de madera y jalada con cuerdas hasta las orillas del río Nilo. Posteriormente, se transportaba en una embarcación hacia el punto de ubicación, en donde para su levantamiento se usaban como palancas una rampa de arena y cuerdas.
Finalmente, sobre una base, se erguía la columna alargada cuadrangular, tallada con jeroglíficos egipcios que indicaban el nombre del monarca que había ordenado su construcción y los acontecimientos históricos que rodeaban el hecho. En el extremo superior, tenía una punta o piramidión recubierto de oro, bronce o una aleación de metales, con inscripciones relacionadas al dios Ra o Amón-Ra. Cabe destacar que la columna era considerada para los egipcios, como una ofrenda a la deidad del sol, y el piramidión como un símbolo de los rayos solares esparciendo su luz sobre la tierra.
Importantes obeliscos egipcios.
Se han encontrado aproximadamente un total de 29 obeliscos egipcios que actualmente continúan de pie, pero al igual, otros que nunca fueron terminados. Entre estos hallazgos, están los siguientes:
Sesostris I.
Constituyendo el primer obelisco erigido por los egipcios, posee una altura de setenta metros, un peso de 120 toneladas y fue realizado en granito rojo. Estando localizado en la entrada del Templo de Sesostris I en Heliópolis, como un símbolo del jubileo por los 30 años del reinado de este faraón y una veneración al dios Amón-Ra, se puede leer la frase “él lo hizo para darle vida para siempre”.
Reina Hatshepsut.
Este obelisco duró siete meses desde su construcción hasta su edificación en el Templo de Karnak. Fue hecho en granito rojo, con una altura de treinta metros y pesando unas trescientas toneladas, representó una adoración al dios Amón que ayudó a la reina a llegar al trono.
Asuán.
Aunque se desconoce que faraón que mando a ejecutar la obra, este colosal obelisco que yace acostado en una cantera de Asuán, mide 42 metros de largo, pesa 1.168 toneladas, y se encontró sin concluir.
Cargados los obeliscos egipcios de una simbología religiosa-política y una majestuosidad deslumbrante, muchos de ellos acabaron adornando parques o plazas en ciudades como Roma, Londres, Paris, New York y Estambul.
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