Muy ligada a la arquitectura, las pinturas aztecas figuran como uno de los estilos artísticos más importantes del arte mesoamericano, destacando así por su creatividad en la creación de personajes de carácter religioso y un impresionante simbolismo.
Algunos aspectos de las pinturas aztecas.
Generalmente, las pinturas aztecas eran plasmadas en las paredes de los templos, tejidos, vasijas de barro y hojas de maguey, con representaciones de escenas de la vida cotidiana, batallas, rituales e imágenes de personajes importantes, entre ellos, muchos dioses.
Las personas que se encargaban de desarrollar este arte eran llamados tlacuilos o artistas de élite, quienes con diversos estilos y diferentes tipos de tintas, crearon una belleza comúnmente infantilizada llena de una intensa policromía, enfatizando siempre la representación de una historia sobre su cultura, además, apoyándose en algunas ocasiones con símbolos, como se pueden observar en la mayoría de los códices.
Este arte fundamentalmente estaba al servicio del estado, en este sentido, conformaba una especie de lenguaje utilizado para transmitir su visión del mundo, reforzando su propia identidad frente a otras culturas. Al respecto, su esencia expresaba un fuerte componente político-religioso con toques de violencia, pero a la vez, dejaba entrever un grado de sensibilidad.
El estilo artístico de las pinturas aztecas.
En el arte pictórico de la cultura azteca, la representación de figuras se simplificaba con contornos lineales precisos, permitiendo aumentar el número de elementos decorativos que acompañaban a la imagen principal, que en su conjunto, teniendo un sentido plano, abstracto, sin profundidad y con formas redondeadas, generaban un equilibrio.
También, el color como elemento primordial de las pinturas aztecas, sirvió para dar un contraste y aumentar el significado de lo representado, es decir, un colorido fuerte y vivo, sin matices ni sombras, le imprimía pasión y fuerza a las figuras. Con respecto a este punto, los mexicas usaron dos gamas diferentes de tonos, una que se limitaba a cinco colores como el rojo, ocre, azul, blanco y negro, muy usada en la pintura mural, y otra con diecinueve matices diferentes que fueron empleados en la escritura azteca, como por ejemplo, los códices.
Por otra parte, este estilo generándose a partir de una ideología muy arraigada, usó técnicas muy sencillas en sus composiciones, pero con figuras complejas que implicaban una simbología. Así, llegaron a representar a sus dioses, personajes notables, animales, plantas y hechos de su vida cotidiana.
Concretando, se puede decir que las pinturas aztecas estando cargadas de grandes significados, hoy en día constituyen una rica fuente de información acerca esta cultura.
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