Conservando sus tradiciones con suficiente tenacidad, la sorprendente cultura tarahumara, desde hace siglos vive en los inhóspitos cañones de las serranías del estado mexicano de Chihuahua, manteniéndose al margen de la sociedad moderna. De esta manera, ampara su moral colectiva, con la práctica de un sincretismo religioso entre sus propias creencias y la fe católica.
Por otra parte, la palabra tarahumara, es un resultado de la influencia española, originalmente utilizada por los misioneros, para referirse a los individuos convertidos al catolicismo, a pesar de esto, los mismos indígenas se hicieron llamar rarámuris, una palabra que significa, pie corredor, y en un sentido más amplio, los de los pies ligeros, una frase que indudablemente describe a los mejores corredores del mundo.
La cultura tarahumara: los de los pies ligeros.
Generalmente los pobladores de la cultura tarahumara, se caracterizan por sus rasgos físicos, como los ojos oblicuos, pómulos salientes, orejas pequeñas, nariz y boca grande, además, tienen el cabello negro y liso, la cara ancha, y su piel morena, es un poco reseca por las bajas temperaturas.
Sin embargo, lo más resaltante, son los largos brazos y piernas, una tipología que distingue a los atletas y corredores de grandes distancias.
En efecto, los rarámuris realizan diariamente actividades de alto rendimiento, sin previo entrenamiento, es decir, corren largas distancias que llegan a los 270 kilómetros, sin detenerse, y lo más asombroso, es que lo hacen con la vestimenta confeccionada por ellos mismos.
Al respecto, para poder comprender esta extraordinaria habilidad, es necesario saber que las distintas comunidades de la cultura tarahumara, están alejadas unas de las otras, y la única manera de establecer contacto entre ellas, es atravesando los intricados terrenos a pie, de esta manera, evolucionaron para resistir largas distancias.
Adicionalmente, durante sus recorridos, los rarámuris se alimentan con una bebida fermentada llamada tesgüino, la cual es elaborada a base de maíz, y al parecer, es un producto hidratante que les suministra calorías a los de los pies ligeros.
Reseña histórica de la cultura tarahumara.
Según evidencian los antiguos cuerpos humanos encontrados en las serranías, la cultura tarahumara provino de Mongolia, atravesando el estrecho de Bering, hace aproximadamente unos treinta mil años.
A la llegada de los españoles, el territorio que actualmente pertenece al estado de Chihuahua, estaba ocupado por las tribus de los tubares, tobosos, cocoyomes, joyas, conchos, guazapares, chinipas, salineros, pimas y los propios tarahuaras, quienes habitan al este de la sierra.
Pero, no fue hasta mediados del siglo XVI, que se inició la colonización de estas tierras, con la explotación de una mina y la fundación de la ciudad de Santa Bárbara, a la vez, los jesuitas comenzaron la tarea evangelizadora, sin embargo, la resistencia impuesta por los rarámuris, hizo que ésta se suspendiera en varias oportunidades.
Conforme a ello, los conquistadores cambiaron sus tácticas por un control político, colocando gobernadores indígenas para organizar a los grupos, y los misioneros, respetando la religión autóctona, pusieron fiscales entre los nativos para incentivarlos a participar en las fiestas católicas.
En este sentido, la cultura tarahumara solo adoptó a lo que les fue útil, conservando su libertad, forma de trabajo y ritos ancestrales.
Durante el siglo XVIII, los jesuitas fueron sustituidos por los franciscanos, quienes no pudieron cubrir todo el territorio, con ello, los rarámuris quedaron libres para interpretar el catolicismo a su manera.
Finalmente, en el año 1900, los jesuitas volvieron al territorio, para recomenzar el trabajo educativo de evangelizar a los nativos, pero el estallido de la revolución mexicana desestabilizó las misiones pastorales.
Años más tarde, una revisión por parte del Vaticano, hizo reanudar la labor, sin contar con que los pastores tarahumaras, previamente evangelizados, siguieron el camino de continuar impartiendo sus creencias ancestrales.
Cómo es el sincretismo religioso de la cultura tarahumara.
Tal cual como se ha relatado, la cultura tarahumara desarrolló un sincretismo muy particular entre sus costumbres y las ceremonias católicas, en este sentido, los relatos rarámuris cuentan que al principio de los tiempos Dios le dio la vida y el diablo a los chabochis o mestizos.
Así, la religión de los tarahumaras está presente en las relaciones interpersonales, los valores morales, las normas, la política, y las costumbres que rigen a la sociedad, de tal forma, se compone tanto, por elementos de su propia cosmovisión, como por los tomados del catolicismo.
De esta manera, las deidades principales son Támuje Onorá o Nuestro Padre, asociado con el sol, y Tamujé Yerá o Nuestra Madre, relacionada con la luna y la Virgen María.
También, los pobladores se reúnen los domingos en la iglesia para orar en su lengua el rezo del mestre, y ocasionalmente invitan a los sacerdotes católicos para que oficien la misa e impartan el sacramento del bautismo.
Entre otras prácticas al margen de la iglesia, están los rituales de curación o los del ciclo agrícola, los cuales, se realizan en alguna vivienda o en los campos de cultivo en las montañas, donde bailan, degustan comidas, beben tesgüino y dan ofrenda a los dioses.
Para ello, se organizan en cantores o maynates y rezadores, mientras, los ancianos conducen las ceremonias al ritmo de sonajas y cantos, describiendo la vida de los animales silvestres como lobos, coyotes o buitres.
Con todo esto, se puede ratificar que la cultura tarahumara en la actualidad, sigue empleando los mismos símbolos sagrados y rituales ancestrales, asimismo, el chamán continúa siendo el guardián de todas las costumbres, prosiguiendo con las prácticas ocultas para hacer tanto el mal como el bien.
Los tarahumaras y la medicina.
Desde el punto de vista de la cultura tarahumara, la salud es un reflejo de la calidad de las relaciones entre un individuo y los seres sobrenaturales, es decir, el hecho de que una persona sea protegida o dañada, depende de la cordialidad existente en este vínculo.
Bajo esta premisa, el hombre se compone de un cuerpo constituido por el sapá o los músculos, ochí o los huesos, y lá o la sangre, además, de varias almas.
Por ende, las enfermedades más serias causan la pérdida de las almas, siendo producidas por un hechicero o por la ingestión de plantas, razón por la que el médico rarámuri es muy respetado e incluso temido, ya que puede utilizar su poder para hacer daño o para sanar.
Ahora bien, los trastornos más comunes son tratados domésticamente, mientras, los padecimientos graves requieren de la atención de un especialista, tal como, el sipáame, quien cura por medio de la danza raspa del jícuri. Asimismo, el onéame sana a través de los sueños, y el wanaáme elimina el mal.
Conjuntamente, el médico de la cultura tarahumara, utiliza una serie de plantas medicinales o alucinógenas en sus rituales de sanación, en estos casos, antes de empezar cualquier procedimiento, reverencia a las hierbas con una oración, debido a la creencia de la existencia de espíritus dentro de ellas.
Respecto a ello, los curanderos rarámuris manipulan unas trescientas especies de plantas, entre las que se encuentran:
- Cola de caballo, usada para las enfermedades renales.
- Peonía, aplicada en forma de pomada como antibacteriano, antimicótico, antiinflamatorio y enfermedades pulmonares.
- Vara blanca, recetada como expectorante y los dolores de garganta.
- Etcho o cactus pachycereus, cuyo jugo se emplea para inducir visiones, y su savia para tratar los dolores y el malestar general.
Las festividades de la cultura tarahumara.
Tal como ha sucedido con otras civilizaciones precolombinas, el calendario festivo de la cultura tarahumara está relacionado con el ciclo agrícola, no obstante, en este caso, las fechas más importantes se vinculan con las festividades católicas.
De esta manera, las celebraciones más importantes son el Día de la Candelaria, Semana Santa, la fiesta del patrón de la iglesia, la Purísima Concepción, la Virgen de Guadalupe, Navidad, Fin de Año y la Epifanía.
Durante estas ceremonias, habitualmente se llevan a cabo las danzas de Matachines, con la única razón que la vida continúe sobre la tierra y el mundo no se acabe; exceptuando en Semana Santa, donde se baila Fariseos y Pascola.
Asimismo, otro de los bailes que engalanan las celebraciones de la cultura tarahumara, es el Yúmari, donde los rarámuris con sus nociones cosmológicas conjuran la muerte del sol mediante una danza, como una manera de avisarle a Dios de sus males, ya sea por enfermedades o sequías.
También, el rarajípari o carreras de bolas, es un acto colorido que consiste en lanzar una pelota hecha con raíces de encino y correr detrás de ella, hasta alcanzarla.
Todas estas ceremonias, están llenas de un gran significado y son ejecutadas cuidadosamente, pues constituyen la comprensión de la vida colectiva, la motivación espiritual, las costumbres y las creencias de la etnia, donde expresan, sus esperanzas, temores, tormentos o anhelos, a la vez, se convierten en una celebración de la convivencia social, con abundante comida y la bebida tesgüino.
A decir verdad, la cultura tarahumara es una de las más interesantes de México, prueba de ello, ha sido su resistencia para ser quienes son: los de los pies ligeros, los que continúan protegidos pero libres, y más actualmente, los protagonistas de un video juego llamado Mulaka.
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