Hasta el descubrimiento del sitio arqueológico La Ventanilla, se pensaba que la escritura teotihuacana solamente expresaba los nombres de personas y lugares, además, de números o fechas calendáricas. No obstante, este hallazgo realizado en 1992, puso en evidencia que se trataba de un complicado sistema de grafía compuesto por símbolos, que de alguna manera identificaban un sonido o una sílaba, para formar palabras completas.
Aspectos de la escritura teotihuacana.
Contando con una metodología propia, la escritura teotihuacana era altamente desarrollada, a pesar de compartir reglas con otros sistemas como el de los zapotecas o el de los mayas. Prueba de ello, lo constituyen la evolución de los emblemas que representaron en la inmensa cantidad de murales.
Dicho esto, si partimos del hecho que la ciudad de Teotihuacán aglomeró el contacto con diferentes culturas, se evidencia que en ella se encuentran glifos propios de los mayas, como es la representación de la serpiente cubierta por plumas de quetzal, así como también, otras pictografías con nombres de días o ubicaciones de lugares, que innegablemente eran zapotecas.
A la par, la iconografía de los teotihuacanos se encuentra dispersa por toda Mesoamérica, e incluidas en los códices mixtecos y aztecas.
En consecuencia, este asunto se ha convertido en una dificultad, para la clara interpretación de la escritura de la cultura teotihuacana, por parte de los investigadores.
De acuerdo al descubrimiento de La Ventanilla, se pudo conocer que este sistema de grafía tenías dos vertientes, una que era la usada por el gobierno, y la otra empleada por los barrios, con un origen lingüístico de las migraciones.
Además, los 42 glifos encontrados, revelaron que no se trataba de textos lineales, sino de bloques aislados, es decir, que careciendo de sujeto y verbo, eran cuerpos de textos con carácter emblemático.
Cómo se componía la escritura teotihuacana.
La escritura teotihuacana estaba formaba por los siguientes tipos de elementos:
Numéricos: Una serie de glifos acompañados por números, representados por barras y puntos. Se trataba de un sistema de numeración vigesimal, donde el punto tenía la valoración de uno y la raya de cinco, mientras, el resto de las cifras se obtenían combinando ambos símbolos.
Calendáricos: Enumeraban los días del calendario, bajo una sucesión de signos numéricos, conjugados con caracteres religiosos y relacionados a los fenómenos naturales, así como a las actividades cotidianas.
Nombres: Se empleaban para determinar a una persona, lugar o cosa, combinando las imágenes de flores, plantas o colinas, siendo identificados en más de cuarenta iconografías.
Finalmente, aunque todavía falta mucho por descifrar, se puede aseverar, que la escritura teotihuacana es el códice más antiguo de toda la zona mesoamericana.
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