Sumida en una atmosfera enigmática, esta civilización guardó con mucha discreción sus tradiciones y costumbres, sin embargo, las pocas evidencias que arrojaron sus murales señalaron cómo era la vestimenta teotihuacana.
Peculiaridades de la vestimenta teotihuacana.
Tal cual, como en muchas sociedades mesoamericanas, la vestimenta teotihuacana marcaba la distinción de los estratos sociales y, a la vez, los distintos rangos existentes dentro de cada una de las jerarquías.
Conforme a ello, en la elaboración de sus indumentarias, emplearon fibras naturales extraídas del maguey y otros materiales como el algodón o el pelo de conejo, confeccionadas en rudimentarios telares.
Asimismo, las prendas eran teñidas con colorantes vegetales y adornadas con plumas de diversos colores para realizar faldas, vestidos, capas o túnicas, que combinadas con ornamentos como brazaletes, narigueras, orejeras, tocados, aros o collares, terminaban por señalar el prestigio social de su portador.
Cómo se estratificaba la vestimenta teotihuacana.
La vestimenta teotihuacana de las clases sociales más bajas era muy sencilla, por ejemplo, los hombres usaban un máxtlatl para cubrir sus genitales y una tela atada a la cintura para tapar la parte trasera, acostumbrando a ir descalzos y con el torso descubierto. En cambio, las mujeres vestían con un huipil decorado con figuras geométricas, una falda y como calzado unas sandalias o huaraches.
Por otro lado, los sacerdotes de la cultura teotihuacana, se caracterizaban por ataviarse con camisas o xicolli, tilmatli o capas adornadas y cueitl o fadillas, adornados con espectaculares tocados de plumas multicolores y otros accesorios decorativos.
A su vez, la indumentaria militar estaba compuesta por trajes hechos con pieles de animales y una máscara, que imitaban algunos especímenes sagrados como el jaguar, el águila o el coyote.
Además, los guerreros como complemento usaban un disco de piedra negra pulida con plumas alrededor y atada a la espalda como una forma de escudo, e igualmente, los llamados anteojos de Tláloc, que eran unas estructuras circulares que rodeaban los ojos, y otros accesorios como pulseras u orejeras.
Separadamente, uno de los trajes enteros de guerra más sofisticados era el tlahuiztli, que coloreaban con diseños y combinaban con un gorro en forma de cono.
Fue tan importante la élite militar para esta sociedad, que los guerreros se limaban sus dientes, se rapaban la cabeza y se perforaban el lóbulo o el tabique nasal, para inspirar mayor temor a sus enemigos.
Así, la vestimenta teotihuacana castrense se instituyó como un símbolo de los combativos batallones, que sometieron, invadieron y conquistaron otras regiones, defendiendo a la ciudad sagrada de Teotihuacán, a la que los aztecas llamaron el lugar de donde vienen los dioses.
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