Siendo los primeros habitantes sedentarios de los valles centrales mexicanos, la organización social otomí, de una manera compleja, estuvo formada por clanes familiares bajo un sistema político-administrativo constituido por señoríos.
Cómo era la organización social otomí prehispánica.
Fundamentalmente, antes de la conquista la organización social otomí, estaba jerarquizada en dos clases bien diferenciadas, por una parte, se encontraba una nobleza integrada por los gobernantes, sacerdotes y terratenientes, quienes vivían en zonas especiales, y por la otra, los macehuales que eran los campesinos, habitaban los calpullis.
Al respecto, los calpullis estaban integrados por núcleos familiares de un mismo linaje, que ocupando un ámbito geográfico reconocían a una sola autoridad única, cuya responsabilidad incluía la asignación de tierras, la recaudación de los tributos y la administración de la mano de obra, funcionando así como unidades socio-políticas.
Así, estas aldeas en conjunto establecían un señorío, que eran las estructuras más importantes dentro de esta jerarquía, siendo liderados solamente por algunos de los clanes y gobernados por el onaya.
Después de la conquista y con el afianzamiento de la encomienda, la organización social de la cultura otomí quedó desarticulada, y los onayas se convirtieron en agentes intermediarios para el pago de tributos, hasta que con el tiempo fueron desapareciendo.
La organización social otomí en el presente.
Actualmente, la mayoría de las etnias otomíes se encuentran localizadas en la región central de México, justamente en los municipios que componen los ejes Atlacomulco-Timilpan al noroeste y Toluca-Lerma al centro.
Estas comunidades continúan conservando como unidad básica a la familia, conformada por el padre, la madre y los hijos, aunque, generalmente llegan a ser extensos grupos patrilineales.
Justamente, en la actual organización social otomí, la familia participa en las actividades agrícolas, teniendo cada quien establecida una responsabilidad de acuerdo al género y la edad. En este sentido, los hombres cultivan la tierra, reparan la casa y cuidan el ganado, mientras, las mujeres elaboran los alimentos, limpian la casa, lavan la ropa y crían a los animales domésticos, sin embargo, en los tiempos de siembra y cosecha toda la familia se involucra.
Otra de las características de esta sociedad, es su fuerte arraigo al parentesco ritual, siendo el compadrazgo vinculado a los bautizos, comuniones y bodas, una figura de mucho respeto.
De esta manera, en la organización social otomí del presente, existe un representante que tiene como función servir de intermediario entre su comunidad y el gobierno municipal, no obstante, las condiciones de esta etnia llegan a ser tan precarias, que muchos emigran buscando mejores condiciones de vida.
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