Estructurada dentro de un territorio que agrupaba diferentes grupos étnicos, la organización social náhuatl, estaba formada por un conjunto de extensos clanes unidos por vínculos consanguíneos, y cuyo trabajo era en beneficio del colectivo.
Características de la organización social náhuatl.
Ocupando algunas regiones de Mesoamérica y con un lenguaje común, la figura del tlatoani regía todos los aspectos de la organización social náhuatl, sin embargo, el verdadero epicentro de estos grupos domésticos giraba en torno al trabajo, que describía un pensamiento de reciprocidad, amor y respeto, tanto para la comunidad, como para el espacio que ocupaban, que además incluía una cosmovisión y una vida ritual afín, para agradecer y venerar a los dioses.
Aunque a simple vista, el vínculo biológico parecía fundamentar a estos clanes, para los nahuas ello constituía algo secundario, ya que prevalecía el espíritu de cooperación entre todos, por ejemplo, en algunos casos existían grupos familiares diferentes que compartían la misma residencia, pero lo importante era que pertenecían al mismo círculo laboral.
Cuáles eran las clases en la organización social náhuatl.
Dentro de la organización social náhuatl, las clases más importantes, fueron las siguientes:
Calpullis.
Siendo generalmente grupos familiares de la cultura náhuatl, caracterizados por sus orígenes comunes, formaban comunidades que realizaban la misma actividad económica, como la agricultura o la pesca, igualmente, adoraban a los mismos dioses y practicaban rituales religiosos similares. Muy a pesar de ser dueños de las tierras que trabajaban, debían pagar tributo al gobernante a cambio de seguridad y protección.
Nobles.
Perteneciendo a la élite gobernante, básicamente realizaban labores administrativas, siendo distinguidos entre la sociedad por sus finas vestimentas de algodón decoradas con vistosas plumas y accesorios como piedras, pulseras y collares.
Sacerdotes.
Eran considerados parte de la nobleza y los sabios de la comunidad, con un estilo de vida menos suntuoso, encargándose de presidir las ceremonias y rituales religiosos, para venerar a las deidades. Adicionalmente, ofrecían sacrificios a los dioses, como la autoflagelación o la abstinencia sexual para buscar el favor divino.
Marginados.
Considerados los bandidos de la sociedad, quedaban excluidos de ella, y frecuentemente deambulaban por los pueblos en las horas nocturnas.
Tras la llegada de la conquista, la organización social náhuatl cambió radicalmente, de esta manera, el tlatoani perdió poder, y con la evangelización cristiana, la vida de la nobleza y los sacerdotes se transformó notablemente. Aun así, los actuales descendientes de aquellas generaciones, se mantienen en comunidades familiares, trabajando la tierra de la misma forma como lo hicieron sus ancestros.
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